pt-Abril

04-06-2019

El 30 de marzo de este año, a medio día, el clima era bastante agradable, no hacía calor y las plazas y jardines amanecieron algo húmedos. Se sentía un ambiente otoñal, y todos quienes trabajamos como voluntarios ayudando a los conejitos, comenzábamos a organizarnos para difundir la campaña de Semana Santa "Los conejos no son moda", porque cada año encontramos casos de conejos abandonados, justo en esta época. Ese día no fue la excepción... una publicación de Facebook revelaba que un conejo no podía moverse en Peñaflor, en medio de una plaza, sin comida ni agua. Se trataba de un conejo grande y bien cuidado, pero extrañamente llegó a ese lugar... pero cómo? ¿arrastrándose? Era un conejo inválido, y la persona que lo encontró pedía ayuda puesto que no lo dejaría ahí, sin embargo, tampoco podía hacerse cargo...

Rápidamente voluntarios de la ONG se contactaron con la persona que encontró a "Abril", y le pedimos que la mantuviera mientras íbamos por ella.

Al llevarla a un Hogar temporal, fue revisada, y nos dimos cuenta que era una coneja adulta, con una peladura algo extraña en su frente. Las radiografías mostraron una fractura antigua en una de sus piernas, y una lesión en la columna que le impedía caminar, y como se da en algunos casos de invalidez, no podía orinar por sí sola. El diagnóstico médico fue muy alentador, pues haciendo a un lado sus lesiones, fue considerada una coneja fuerte y sana. "Come como en la guerra", dijo su cuidadora. Los doctores le recetaron vitaminas y advirtieron repetir los exámenes para evaluar a fondo su situación y ver de qué forma ayudarla para que vuelva a caminar y sea más o menos independiente.

Inmediatamente se comenzó a construir un carrito, que no ha podido utilizar ya que con el paso de los días ha perdido control de su esfínter, y la orina le ha producido heridas en sus piernas. A diario se le aplicaban cremas, se lavaban sus genitales y en las noches compartía con Lucky, otra conejita rescatada.

Después de dos semanas empezó su rehabilitación, pero en lugar de recuperarse parecía que Abril se iba rindiendo poco a poco. La pérdida de control de su esfínter, cada vez dañaba más su piel, al punto que parte de su colita adquirió necrosis.

Dada la situación, se tuvo que evaluar su amputación, en un futuro. Debido a sus dolorosas heridas, se le tuvo que suministrar analgésicos para que las pueda soportar, además de, colocarle pañales esperando que puedan ayudar en algo.

Sin importar los cuidados que le prestamos, nada parecía resultar. En consulta con el especialista, decidimos poner fin a su sufrimiento, aunque no fue nada fácil llegar a esta determinación lo tuvimos que hacer ya que se sentía cada vez peor.

Es inexplicable el dolor que dejo Abril después de su partida, pero creemos que fue lo mejor para ella.