Historia de Dina
Un 22 de agosto de 2020, Natalia no sabía que su vida de pandemia estaba a punto de dar un giro de 180 grados, pues ese día llegó a su vida Dina, una conejita muy pequeña y demasiado tierna. Rápidamente Natalia comenzó a informarse en videos y páginas especializadas como Conejos Colombia sobre el cuidado adecuado que deben recibir los conejitos.
Natalia y su familia estaban felices por la llegada de Dina, era demasiado bella y todo el tiempo buscaba nuestra compañía. Le encantaba dormir sobre todos, saltar, correr y derrapar por toda la casa. Sin embargo, ya después de un mes con ella, una noche se dieron cuenta que Dina empezó a experimentar una especie de parálisis, su cuerpo se sentía rígido y sus extremidades estaban completamente estiradas. Inmediatamente empezaron una carrera para encontrar un buen veterinario que supiera diagnosticarla. Al principio, la llevaron a un primer veterinario que no supo qué pasaba con Dina, les dijo que era un cólico pero ella seguía experimentando las 'parálisis'. Un segundo veterinario no tenía conocimiento sobre animales exóticos hasta que finalmente Conejos Discapacitados fue quien le recomendó la única clínica en su ciudad en donde se atiende animales exóticos.
Fue llevada de inmediato y el diagnóstico fue un parásito llamado Encefalitozoonosis Cuniculi, una enfermedad muy frecuente, que afecta el sistema nervioso y los riñones. A pesar de todo esto, Dina seguía con muy buena actitud y empezó a responder muy bien al tratamiento, estaban todos muy ilusionados pues pensaron que todo estaría bien, sin embargo, tres días después, ella falleció.
La muerte de Dina fue algo demasiado difícil, se encontraban debatiendo sobre si hicieron algo mal, ¿Qué pasó si ella estaba tan feliz? Después de mucho comprendieron que el caso de Dina fue una cadena sucesiva de cosas que estaban mal desde la inexperiencia hasta la falta de veterinarios exóticos en la ciudad. Pero sin duda Natalia y su familia se quedan con la conciencia tranquila de que hicieron todo lo posible por buscar algo mejor para Dina y que en su corta vida, ella fuera feliz.
Unas palabras de Natalia:
"Creo que por primera vez en mi vida quise y anhelé con todo mi corazón que exista un cielo, un lugar hermoso o quizás, un paraíso donde ella sea eterna y conejudamente feliz.
Ahora, por lo pronto, esperamos que su historia pueda ayudar a más personas que se encuentren en una situación similar y más importante, que se sepa que no debemos apoyar este tipo de negocios que sólo buscan enriquecerse a costa de la vida de seres vivos."