Historia de Eris

29.07.2020

La historia de Eris se inicia a sus 25 días, momento en que llegó a la vida de sus papinejos, quienes buscaban compañía para su otra conejita, Isis, que al igual que su nueva hermanita, era una cabeza de león. O al menos eso fue lo que le dijeron a Estefanía y su pareja, ambos de Colombia.

Esta pequeñita parecía muy indefensa en su arribo al nuevo hogar, el 18 de marzo de 2020, hasta donde llegó en una caja. Pronto notaron que no podía mover una de sus patitas traseras. Sin embargo, desde el lugar de donde la enviaron sólo les respondieron que se debía al trayecto realizado, pero "era normal".

Afortunadamente, Eris se encontró con una familia muy preocupada, quienes la llevaron de inmediato al veterinario especialista en exóticos, el diagnóstico: tenía un grado de desnutrición severo, problemas en sus huesos y piel, y el futuro de su patita no era muy alentador.

"Le compramos sus medicamentos y cremas. Pensamos en operarla, pero nos dijeron que no se podía porque era muy pequeña. Lloré al saber que la mandaron bebé y lastimada, además, no es una cabeza de león, es raza teddy y tampoco es ella, sino que es un él", afirma Estefanía.

Agrega que no entiende cómo es posible que hayan querido deshacerse de Eris, desde aquí en masculino, sólo porque estaba enfermo, llegando incluso a mentir sobre su procedencia, en vez de hacerse cargo de su enfermedad.

"El consentido"

Pero el destino de este conejito no era el abandono y, aunque no puede saltar y correr como su hermanita, trata de imitarla, saltando de un lugar a otro en forma muy temeraria. "Gracias a Dios llegó a un lugar en que le dan mucho amor, es el consentido", relata la joven. Al mismo tiempo, cuenta muy feliz que ya tiene pelito en sus patas traseras y cola, tiene apetito normal y recibe apoyo para ir al baño.

A esta pareja de papinejos no les importa que Eris no sea cabeza de león y macho, ese tema ya pasó a segundo plano, pues su prioridad es cuidarlo como todo animal se merece. Asimismo, Estefanía afirma que está consciente de que lo ideal es no comprar conejitos en una tienda de mascotas. Sin embargo, en su país era la única manera de traer otro miembro a su familia

"Mi historia tal vez no les parezca tan interesante pero igual la quiero contar. Mi Eris es un valiente. Él ama que lo tome en brazos, pero odia que le cepillen el pelo, ama las galletas de heno y avena, pero, aunque sea malcriado, es muy feliz y nosotros también con él", finaliza la orgullosa mamineja.