Historia de Rabit

12.05.2021

Hace tres años una linda familia me compró en una tienda de mascotas, todo lindo, me cuidaban, era su engreído, hasta que tuvieron que irse del Perú. Yo no podía salir del país por temas de la autoridad sanitaria a donde mi familia se mudaba.

Mi familia confió mi cuidado a otra familia, todo iba bien, pero esto no duró por mucho. En realidad, no quiero recordar cómo pasó, pero me rompí una de mis patas traseras. Ya no estaba en una linda casita, había más animalitos de corral que no eran dulces conmigo. Mi familia creía que estaba bien.

Cuando apareció el Covid-19 mi familia seguía pendiente, hasta que empezó a sospechar que algo malo me pasaba y pues se enteraron de mi mala situación. Es así, como a finales de agosto mi Familia envía a una persona para que viera un doctor, el resultado era que mi cuerpo estaba lleno de heridas por los bichos (pulgas de aves), mis orejas llenas de pufi, y, por ende, con serias heridas en mis patitas y mi cuerpo, bajé de peso y mi patita no tenía solución, quedó doblada.

Mi Familia buscó quien me diera amor y cariño, y es así donde encuentran a mi mami Karen, ella se ofreció a cuidarme. Un 5 de setiembre de 2020 fue donde la conocí.

Ella me encontró en una jaulita, triste y recuperándome de los primeros tratamientos médicos. Me llevó a su pequeña casa. Mi primera Familia la apoyó con mi nueva casita, alimentos y medicinas de mi tratamiento.

Mi mami Karen adaptó su pequeña casa para tenerme, cuidó mis heridas, me daba mi alimento, me curaba mis patitas, me limpiaba mis orejas con sumo cuidado, pasaba mucho tiempo curando mis heridas. Ella no perdía la esperanza en que yo volviera a ser un conejito feliz.

Luego de unos meses ya sentía que mi mami Karen me amaba de verdad y no me iba a dejar.

En octubre, pasó algo malo, ella se asustó, me salieron bolas de materia en mi pata fracturada y ella no durmió por noches, que complicado es encontrar doctores de conejitos. Ella no descansó hasta que encontró uno. Pasamos dos largas semanas en curarme de esas heridas. Todos los días con una jeringa me daba las medicinas, asistía puntualmente donde mi nueva doctora, me cogía mi patita para que no sintiera miedo, incluso la arañaba y me daba una linda sonrisa. Si mi mami Karen me tiene paciencia.

Así me curé, y ella anda pendiente de todo, cuánto como, qué como, y, sobre todo, cuida que no me pase nada con mi patita. Además, ya vivo libre, tengo mi casita pero ella me deja andar por toda su casa y yo a cambio de ello soy bien portado, solo hago pis en mi bañito.

Ella aún tiene muchas dudas de cómo cuidarme y miedos, pero juntos vamos aprendiendo.

Muchas gracias por aceptarnos en su comunidad... mi historia aún continúa con mi mami Karen....

Con cariño.